Si bien entiendo que el amor se sujeta al tiempo, veo que, al ponerse a prueba, también modera el tiempo de la chispa y el fuego de su ardor. En la misma llama del amor vive una especie de pabilo o pavesa que acaba por debilitarla. Nada existe que se mantenga constante en el mismo grado de bondad, pues esta, creciendo hasta la plétora, muere en su propio exceso. Lo que quisiéramos hacer, deberíamos hacerlo en el acto de quererlo, porque ese "querer" cambia y sufre tantas menguas y aplazamientos cuantos son los labios, las manos y las circunstancias por que atraviesa, y entonces ese "deber" vuélvase una especie de suspiro disipador, que hace daño al exhalarlo.
What if it tempt you toward the flood, my lord?Or to the dreadful summit of the cliffThat beetles o'er his base into the sea,And there assume some other horrible formWhich might deprive your sovereignty of reasonAnd draw you into madness? Think of it.[The very place puts toys of desperation,Without more motive, into every brainThat looks so many fathoms to the seaAnd hears it roar beneath.]