El que se miente a sí mismo y escucha sus propias mentiras llega a no saber lo que hay de verdad en él ni en torno de él, o sea que pierde el respeto a sí mismo y a los demás. Al no respetar a nadie, deja de querer, y para distraer el tedio que produce la falta de cariño y ocuparse en algo, se entrega a las pasiones y a los placeres más bajos. Llega a la bestialidad en sus vicios. Y todo ello procede de mentirse continuamente a sí mismo y a los demás. El que se miente a sí mismo puede ser víctima de sus propias ofensas. A veces se experimenta un placer en ofenderse, ¿verdad? Un hombre sabe que nadie le ha ofendido, sino que la ofensa es obra de su imaginación, que se ha aferrado a una palabra sin importancia y ha hecho una montaña de un montículo; sabe que es él mismo el que se ofende y que experimenta en ello una gran satisfacción, y por esta causa llega al verdadero odio...
Par malheur, ces jeunes gens ne comprennent pas qu’il est souvent bien facile de sacrifier sa vie, tandis que consacrer, par exemple, cinq ou six années de sa belle jeunesse à l’étude et à la science – ne fût-ce que pour décupler ses forces afin de servir la vérité et d’atteindre le but qu’on s’est assigné – c’est là un sacrifice qui les dépasse.
Por una especia de decreto incomprensible, tengo la misión de negar. Sin embargo, soy bueno e inepto para la negación. Me dicen: 'Es preciso que niegues. Sin negación no hay crítica y, ¿qué sería de las revistas sin la crítica? Sólo quedaría de ellas un hosanna. Pero en la vida esto no es suficiente; es necesario que este hosanna pase por el crisol de la duda, etc., etc.' Por otra parte, yo no tengo ninguna responsabilidad en todo esto; yo no he inventado la crítica. Fui un simple emisario; se me obligó a hacer la crítica, y la vida empezó entonces.
Cuando se hubo marchado, saqué mi espada y estuve a punto de clavármela. ¿Por qué? No lo sé. Tal vez en un arranque de entusiasmo. Desde luego, habría sido un acto absurdo. ¿Comprendes que un hombre se pueda matar de alegría...? Pero me limité a besar la hoja y la introduje de nuevo en la funda...
Я тогда, как паук, к себе в угол забился. Ты ведь была в моей конуре, видела… А знаешь ли, Соня, что низкие потолки и тесные комнаты душу и ум теснят! О, как ненавидел я эту конуру! А все-таки выходить из нее не хотел. Нарочно не хотел! По суткам не выходил, и работать не хотел, и даже есть не хотел, все лежал. Принесет Настасья — поем, не принесет — так и день пройдет; нарочно со зла не спрашивал! Ночью огня нет, лежу в темноте, а на свечи не хочу заработать. Надо было учиться, я книги распродал; а на столе у меня, на записках да на тетрадях, на палец и теперь пыли лежит. Я лучше любил лежать и думать. И все думал…